In-organic (2007)
Sinopsis: Veinticinco metros de collar de perlas, una cabeza de buey embalsamada, invisibles para pelo y la luz trasera de una bicicleta son los objetos -mejor dicho, subjetos (objetos desplazados, desfuncionalizados y subjetivados)- que Marcela Levi utiliza en la performance.
algunos momentos de la performance
In-organic no utiliza el movimiento como mera exhibición sino que intenta enmarcarlo dentro de un discurso.
Aunque esta pieza tiene algunos momentos especialmente pausados que no la hacen fácil para el gran público, es un ejemplo de buena escritura. Las escenas se suceden con delicadeza y tanto los objetos como los movimientos se utilizan en la justa medida para crear un conjunto estético y semántico lleno de coherencia. Es decir, no falta ni sobra nada, todo está relacionado entre sí y al final de la obra emerge un mensaje claro y contundente.
La artista emplea pocos objetos, tan sólo una cabeza de toro disecada, un larguísimo collar de perlas, un vestido y un intermitente de bicicleta. Sin duda, esta sobriedad es digna de elogio. Con estos pocos elementos y un uso puntual de la música, Marcela desarrolla una serie de movimientos y acciones ligados a una narrativa mínima. En el interior de Sao Paulo, los vaqueros escogen a sus novias echándoles el lazo al cuello como si fueran ganado. A ellos les gusta y a ellas también. Esta hitoria se repite y al final se narra una historia distinta. En el interior de Sao Paolo, hubo un asesinato y el fotógrafo que cubrió el funeral ganó un premio por el reportaje. Una madre había perdido a su hijo en un tiroteo y velaba su cuerpo. El fotógrafo hizo la foto sin flash para darle mayor naturalidad y realismo a la escena. A ellos les gusta y a ellas también. Este paralelismo al final de la historia pone de manifiesto la sensibilidad de corcho de la violenta sociedad brasileña.
Marcela Levi insistía al final del debate que su pieza no gira tan sólo alrededor de un discurso feminista. Es cierto que trata en el fondo de la situación general de una sociedad y no sólo de las mujeres. Sin embargo uno de los máximos culpables de esta situación sea quizás una mentalidad brutal que está ligada en gran medida a la cultura machista. Así que a lo mejor sí se trata de una pieza feminista, en el mejor sentido de la palabra, el que nos atañe a todos.
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